Wednesday, September 27, 2006

La llegada de un hijo

La llegada de un hijo es un acontecimiento maravilloso en la vida de un ser humano. Un momento único que implica cambios en la vida de las personas y dentro del seno familiar.
Pero estos cambios pueden afianzar la unión de la pareja o afectar y romper su equilibrio, al punto de llevarla incluso a la separación.
El hogar, antes territorio de la intimidad de la pareja, pasa a ser compartido por una tercera persona, que inevitablemente altera la cotidianidad vivida.
Siempre el nacimiento de un hijo produce un fuerte impacto en la pareja y una reacomodación de la estructura familiar: los esposos pasan a ser padres, los padres pasan a ser abuelos y los hermanos, tíos
Nacido el bebe, la nueva familia deberá construir otra dinámica donde se asuman al mismo tiempo dos papeles: la pareja conyugal y la pareja parental.
La unión o desunión de una pareja, ante la llegada de un hijo, depende de la interpretación que ésta hace del nuevo hecho en sus vidas. Puede reforzar la unión y darle un nuevo sentido o profundizar los problemas no resueltos. Lo que sí, la llegada de un hijo no va a salvar a la pareja.
La llegada de un hijo implica un antes y un después en la pareja. La unión o desunión está determinada por las condiciones previas en las que esa pareja se encuentre.
A veces se piensa que el hijo desune a la pareja y se lo carga de esa responsabilidad, pero en realidad esas condiciones ya estaban preestablecidas para que eso ocurra.
Los problemas frecuentes
La pérdida de la intimidad frente a la llegada del hijo es uno de los factores más comunes que inciden en la desunión conyugal.
Se puede negar la conyugalidad (romance y sexualidad) en aras de la parentalidad (crianza), pero significará madres sobreprotectoras y padres proveedores económicos aunque ausentes en lo afectivo. La renuncia a la sexualidad empobrece las relaciones familiares y más bien perjudica que beneficia a los hijos.

Muchas veces la cercana relación entre madre e hijo durante las primeras semanas o meses de vida del niño deviene en una exclusión paterna en la conformación de la nueva familia. Cuando comienza el embarazo, la mujer refuerza la relación bebe-mamá. Desde ese momento, ella debe hacer lo necesario para que el padre se sienta incluido y ampliar esa relación exclusiva de dos.
Los celos pueden ser un factor clave en el distanciamiento del hombre frente a la relación madre-hijo. El monto de celos dependerá de su historia, de la seguridad en sí mismo y de su madurez, pero también de la forma en que desarrolle su paternidad. Para superarlos el padre tiene que incluirse como protagonista, y la madre tiene que permitírselo.
Otro aspecto importante que puede determinar la separación conyugal, ocurre cuando la pareja nunca vivió sola, y los cónyuges empezaron a convivir cuando ella queda embarazada. Recién cuando los hijos son grandes y abandonan el hogar la pareja empieza a descubrir el convivir con el otro. El resultado muchas veces es la desunión.
Claves en favor de la unión conyugal.
Realizar desde los primeros meses del embarazo un buen curso de preparación para el parto que incluya al padre. Luego de los primeros meses, recuperar los momentos y rituales de intimidad de la pareja. Y siempre ponerse del mismo lado del cónyuge.
Hay que alentar el diálogo en la pareja para poder sobrellevar las dificultades de criar un hijo. Visualizar al otro y permitirse el encuentro en la intimidad porque lo necesito y me necesita.
Hay que crear un banco de afectos, donde la felicidad no se espere con la llegada de los hijos, sino que los mismos hijos constituyan la felicidad en la pareja.

No comments: